Rápido y furioso La vida de Dominic Toretto (Vin Diesel) está marcada día y noche por la velocidad. Durante el día prepara y tunea coches de carreras de alta gama, mejora sus prestaciones y los embellece. Al caer la noche se organizan competiciones ilegales donde muchos candidatos se enfrentan sin contemplaciones bajo la intensa mirada de sus groupies. Dominic Toretto compite en ellas con su propio bólido a 280 kilómetros por hora, consiguiendo numerosas sumas de dinero gracias a sus victorias.

Sin embargo, existe una banda de delincuentes muy misteriosa que roba camiones en marcha desde vehículos deportivos. Este hecho hace que la policía infiltre a uno de sus hombres dentro de las carreras ilegales para investigar a posibles sospechosos. Brian (Paul Walker) es el encargado de infiltrarse en la banda de Toretto, la que figura junto a la de su rival Johnny Tran como principales sospechosos. Rápidamente se ganará la confianza de Toretto, pero todo se complicará cuando aparezca su hermana y se enamora de ella.

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Mi critica, Tras una breve carrera durante la década de los noventa (‘Daylight (Pánico en el túnel)’, ‘Dragonheart (Corazón de dragón)’), Rob Cohen consiguió el gran éxito de su carrera con ‘The Fast and the Furious (A todo gas)’, algo que evidentemente no debería ser razón de mucho orgullo. En cualquier caso, la película de Cohen fue un gran éxito de taquilla (gracias a un buen trabajo de promoción), el comienzo de una saga compuesta por ni más ni menos que seis entregas, y el lanzamiento defnitivo de sus actores protagonistas, Paul Walker y, sobre todo, Vin Diesel.

‘The Fast and the Furious (A todo gas)’, es el típico producto pensando para un público juvenil basado en coches, hombres musculados y guapas mujeres, y confeccionado a partir de una sucesión de secuencias de acción, de velocidad y de romance, todo ello dentro de una historia de tintes policíacos que, para qué engañarnos, apenas tiene interés. Sin embargo, se tiene que reconocer que, comparada con el resto de películas integrantes de la saga, la dirigida por Cohen, quizá por la novedad, posee un buen sentido del ritmo para construir las escenas de acción. Lo malo es que el resto, no importa demasiado y la película queda como una simple sucesión de carreras cuya repetición, al final, conlleva a un total y mortífero aburrimiento.